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Mostrando entradas de mayo, 2010

Tamburas.

Terminé de leer "Tamburas" del escritor Karlheinz Grosser. Es una historia de aventura que me transportó a un mundo maravilloso, es ese tipo de libro que te hace olvidar el presente para situarte en el siglo VI a. de C. y llevarte desde Grecia hasta Persia, Etiopía y Egipto. Con batallas de piratas y ejércitos, aunque también confronta la batalla del amor, la amistad, la lucha por el poder, el engaño y la avaricia. Narrada de una forma tan sencilla que logra atrapar al lector. El protagonista, quien lleva el mismo nombre del libro, nos va mostrando sus reflexiones y con ello nos presenta a un personaje positivo, inteligente, fuerte y creyente de sus dioses. Aunque está desarrollada en otra época, compruebo que la vida sigue siendo la misma, nos enfrentamos a los mismos problemas de amor, desamor, la lucha por sobresalir, por un crecimiento económico, nos esforzamos por ser felices, y olvidamos que la verdadera felicidad radica en nosotros mismos y en estar contentos con lo

Promesa.

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Llevo varios días en los que intento escribir, abro la página y deslizo mis dedos por el teclado sin poder dejar algo digno a mis lectores, si es que aún los tengo. Siento que un letargo cerebral se ha apoderado de mí y me ha atrofiado por completo. Cierto es que me he dedicado a continuar con "La otra cara del asesino" mi tercera novela, por cierto; me está gustando sobremanera, también estuve trabajando en correcciones para "Expediente 93" la cual cambiará de nombre a "Una simple aventura" Ya sé que lo anterior no es excusa ni pretexto para tener en el abandono a este espacio, así que he decidio hacerme una promesa, retomar este blog y escribir de lunes a viernes al menos un pequeño párrafo para transmitir mis pensamientos. Por lo pronto quiero compratir con ustedes esta fotografía, la tomé una mañana al abrir la ventana de mi casa, justo la ventana que tengo a mi lado izquierdo en mi pequeña oficina donde escribo. No me despido. Les envío buena vibra!
El viento mece las hojas de los árboles, y provoca un sonido relajante, una tranquilidad abrazadora que me transporta a tus caricias y a tus besos. Los rayos del sol cobijan la meseta de los cerros como tus brazos a mi cuerpo desnudo sobre el colchón, respiro el aroma de las flores y encuentro similitud con tu aliento que me estremece cuando pronuncias palabras de amor.
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Somos dos almas gemelas anidadas en un cuerpo humano, que tomados de la mano caminan confiadas y sin miedo el sendero de la vida. Porque tu amor y el mío se soportan, se entienden se unen y alimentan lo suficiente y lo necesario para enfrentar el presente. Acaso la vida sea sólo un instante, acaso el amor traspase la vida no tengo la respuesta ni a una ni a otra sólo intento acariciarte y encontrar en tu piel la mejor medicina.